“YA ME PARECÍA A MÍ QUE ERAS DEMASIADO HUMANA, PARA SER HUMANA”

La Teniente Ripley a Annalee Call cuando descubrió que era un robot (Alien Resurection)


lunes, 2 de diciembre de 2013

LA MONTAÑA ES PARA TODOS

CUENTOS CHINOS. DE VERDAD

LA MONTAÑA ES PARA TODOS

Hace unas cuantas semanas nos fuimos a disfrutar de una de las consideradas 10 maravillas de China. En este caso, se trata de un prodigio de la naturaleza, al que los chinos bautizaron con el nombre de 黄山 Huang Shan (Montaña Amarilla), que en 1990 la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad .

Es un macizo montañoso situado en el centro-sur de China (Provincia de Anhui), formado de granito, y que adquiere unas formas que a los madrileños les puede recordar al tipo de formación rocosa de la Pedriza del Manzanares.

La primera anécdota que vivimos es que al bajar del funicular, nos encontramos con unos porteadores que llevaban una “simple” mitad de caña de bambú, con un par de cordeles colgando de los extremos, que nos ofrecieron llevarnos el equipaje hasta el hotel.

Nosotros íbamos pertrechados con nuestras mochilas, pero también se nos ocurrió la mala idea de llevarnos dos maletitas pequeñas (ahora se le llaman trolleys), pero incómodas para subir una montaña. Hay que decir que esperábamos que las ascensiones se iniciasen después de habernos situado en el hotel, y en lo que no habíamos reparado es que para llegar al hotel, había que caminar monte arriba durante una hora.


Aquel “ser humano de carga”, se llevó al hotel las maletillas y nosotros comenzamos la ascensión hacia el mismo sitio, y ya empezamos a disfrutar de la maravilla de paisaje que el lugar nos ofrecía.

En los siguientes días que pasamos allí, comprobamos que ese era el “medio de transporte” de alimentos, materiales de construcción, basuras, y cualquier cosa que los servicios de hospedaje y restauración necesitasen.




Yo pregunté cuando se acababan las escaleras y empezaban los senderos, y el guía me miró con cara de sorpresa y me contestó que no habían senderos, que se habían construido escalones (miles de ellos) para que cualquier persona pudiese acceder a la montaña, sin importar si tenía 20 ú 80 años, y que para los casos de personas muy mayores se habían habilitado sistemas para que pudiesen subir como cualquier otra persona.



Al día siguiente en nuestra primera ascensión, comprobamos que se refería a unos palanquines llevados por dos porteadores, en los que acomodaban a personas mayores.


A mí me enfureció bastante que según iba subiendo me ofreciesen el palanquín, porque imaginé que me veían mucho más mayor de lo que yo mismo me veo, y sentí una rabia parecida a la que me invadió el día que una chavalilla quinceañera me cedió el asiento en el metro que, como podéis imaginar rechacé amabilísimamente a la par que rojo de ira.

La ascensión consistía en subir tres picos. Uno de los cuales es la mayor altura del macizo que está a 1,864 m. sobre el nivel del mar.

En el camino al primer pico, aquello parecía una romería (como todo aquí en China) porque eran cientos de chinos subiendo a la montaña por los escalones de granito.


Y por fin llegué (Lola me abandonó en la segunda ascensión), al inicio de la subida a la estrella del macizo, cuyo nombre en inglés era Lotus Flower Peak. A partir de ahí la ascensión se verticalizaba mucho y ya quedamos pocos con espíritu montañero y con ganas de llegar arriba. Según iba subiendo, los chicos y chicas chinos se querían hacer fotos conmigo y me iban interrumpiendo el ritmo constantemente, pero no me importó echar por la boca un extra de resuello para hacerme fotos con chavales tan jóvenes, que me hacían sentir colega de montaña.




Y finalmente llegué al pico y como decía el entrañable Miguel Gila, cuando preguntaba a los montañeros…¿y qué haces cuando llegas arriba?. Pues nada, meas y te vuelves para abajo. 

Eso sí, sin olvidar la foto conmemorativa de la ascensión


Hay que decir que conseguir la foto sin que me rodease una nube, supuso un buen rato.

Creo que fueron ocho horas lo que nos supuso la ascensión y la vuelta, pero el paisaje era todo tan bonito y estremecedor que mereció la pena el esfuerzo.

Al día siguiente me levanté a las 5 am para observar una de las más hermosas salidas del sol que he visto, y llevo coleccionadas unas cuantas.


Con todo esto que os cuento, comprendí que los chinos hayan querido facilitar el ascenso a cualquiera que quiera subir.


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