“YA ME PARECÍA A MÍ QUE ERAS DEMASIADO HUMANA, PARA SER HUMANA”

La Teniente Ripley a Annalee Call cuando descubrió que era un robot (Alien Resurection)


lunes, 21 de noviembre de 2016

MI VUELTA A CHINA HA SIDO BALSÁMICA…

…en algunos aspectos.                                                                    

Volví cinco días después de que, contra todo pronóstico y desafiando todas las leyes de la demoscopia, el Sr. Trump ganó las elecciones en los Estados Unidos de Norteamérica, con el impacto que ese hecho tiene en el conjunto de la sociedad mundial.

Y digo que ha sido balsámico el retorno porque aquí en China impera una tediosa normalidad, en lo que al conjunto de la sociedad y sus dirigencias políticas se refiere.

Y porque desde aquí se contemplan los terremotos políticos que afectan a Occidente con una mezcla de pasmosa tranquilidad y condescendencia, como si no tuviesen ninguna importancia ni les fuesen a afectar en modo alguno.

Y tienen su razón para ello, desde el punto y momento en que ante nuestro maelstrom, se les empieza a poner como ejemplo a seguir en ciertas cosas.

Me explicaré.

Todo comienza con ese supuesto fracaso de la inteligencia y victoria de la demagogia y de la simple mentira y engaño que estamos llamando Brexit, y que ha puesto patas arriba a la sociedad del Reino Unido y como “efecto colateral”, también a la de la Unión Europea.

La falaz mentira y el engaño han sido cruciales también en la victoria del Sr. Trump.

Y la nula reacción del pueblo ante la desfachatez de esos manipuladores de las emociones primarias, y prometedores de Arcadias imposibles, nos llevan a pensar que nos estamos volviendo idiotas y pedimos a gritos que nos engañen, nos toreen, nos vendan los imposibles vendibles. Y finalmente les aupemos a posiciones de poder desde las que nos van a utilizar para cumplir objetivos espurios que para nada considerarán el bienestar de las personas como un objetivo prioritario a cumplir.

Y lo lamamos populismo cuando simplemente hay que llamarlo fraude emocional e intelectual.

Y desde nuestra perplejidad nos preguntamos el famoso ¿Y ahora qué?

Y la respuesta que nos damos es que el efecto bola de nieve que se va a producir en Europa no va a haber quien lo pueda parar.

Y en Francia ya se están preparando para el advenimiento de la Sra. Le Pen. Y tras las elecciones del fin de semana pasado para dilucidar quien en la derecha se enfrentará a Marine Le Pen, nadie cuenta ya con la izquierda, a la que ni se espera ni se cree que podrá llegar.

Y en España, nuestra alternativa a un partido gobernante sin ideología y carente de valores humanistas, es un partido de los que llamamos populistas, porque la izquierda ha tenido el mal gusto de suicidarse, quizás por el temor a que fuesen los electores quienes acabasen con ellos. Y ese populismo aunque no les guste que se lo digan en ciertos aspectos es muy próximo al de los Sres. Trump o Farage o al de la Sra.Le Pen. 

Y en Italia crece el temor de que si el Sr. Renzi pierde el referéndum que ha convocado (y que ya pocos apuestan porque pueda ganar) volverá a emerger la pasión por el fascio.

Del Sr. Vladimir Putin ya ni hablamos.

Y que la única que pueda erigirse en defensora de los valores occidentales de libertad y humanismo sea la Sra. Merkel, nos aboca a un panorama de enorme tristeza.

¿Donde quedan los valores de la Revolución: Libertad, Igualdad, Fraternidad? ¿Donde el desarrollo de la Ilustración?

¿Nos vamos a tener que conformar con el futuro que están delineando todas estas nuevas tendencias?

Acabo de leer un artículo en un periódico moderado español (La Vanguardia), en el que se decía, que “solo nos queda la Sra. Merkel dispuesta a defender los valores republicanos de siempre frente a los nuevos salvadores de la patria”; y que todo esto es “un síntoma que nos está encaminando, sin contradicciones morales, a revisar el papel de la democracia para impulsar un híbrido entre dictadura blanda y una sólida defensa de la libertad de mercado como ya ocurre en la eficiente China”
(La conjura contra América. Félix Riera)

Hace tiempo que defiendo que debemos dejar de criticar el modelo chino y que haríamos bien en extraer de éste lo que de positivo y eficaz tiene.

China no fía toda su evolución económica al liberalismo que exige que sea el mercado quien regule la actividad económica, y hace que sí sea éste el que regule una parte de la sociedad de consumo que mueve la economía, pero que los sectores estratégicos del país estén controlados por el Estado.

Y, ¿a que sectores debemos considerar estratégicos?
Creo que depende mucho de cada sociedad.
Pero así a bote pronto, a mí, personalmente se me antojan que estos deberían ser el Sector Energético, el de Defensa, el Financiero, el de la Explotación de los Recursos Naturales…. Y que cada país debería controlar otros sectores cuya naturaleza sea estratégica para el país en cuestión.

Y por supuesto, por favor no copiemos de los chinos las restricciones a la libertad de expresión, de asociación política o de reunión, que podría llegar a ser algo que tentaría al mundo populista.

Pero debemos movernos hacia alguna dirección antes de que sean los movimientos populistas y demagógicos los que lo hagan en nuestro lugar.


En Shanghai, a 22 de Noviembre de 2016.

domingo, 23 de octubre de 2016

¿CRIMINALES O HÉROES?


“Seré como el sudafricano (Nelson Mandela) porque después de salir de la cárcel me convertiré en el presidente de mi país”

La frase que creo que carece de rigor histórico y que está insertada por obra y gracia de los guionistas de la serie, la expresa Pablo Escobar, quien es el protagonista de Narcos, producida por Netflix y rodada principalmente en Colombia.

Es una magnífica serie de entretenimiento sobre la vida del narcotraficante Pablo Escobar y las circunstancias que la rodearon. La situación política de Colombia y la lucha de la DEA norteamericana contra el narcotráfico en el continente americano.

Digo que es de entretenimiento porque como sucede en algunos casos, no muchos, los guionistas de la serie han llevado a cabo un excelente trabajo de fusión entre el rigor histórico y la guionización de situaciones que, lógicamente no hay manera de saber hasta que punto fueron reales. Pero no importa, porque aunque el objetivo final sea la audiencia, el resultado es soberbio, salvo por algo que es el objeto de este pensamiento, y que describiré a continuación. 

En la serie se muestra la megalomanía de un personaje cuyo poder en algún momento se podría haber calificado de omnímodo, capaz de moverse por su país (incluso por otros países incluidos los US) a su antojo aún siendo buscado por el ejército y las fuerzas del orden público y con precio a su cabeza.

Y también de doblegar voluntades a su servicio con el argumento “imposible de resistir” de la corrupción. Hubo un momento en que se estimaba que su fortuna (década de los 80s) era la segunda mundial. Ríete de Amancio Ortega o del Sultán de Brunei. Por cierto 5.770 Km2 de país (algo menos que el tamaño de la provincia de Girona) y una población de menos de medio millón de habitantes, ¿daba para que el Sultán fuese en su momento el hombre más rico del mundo?. Seguramente todo se lo quedaba él.




Y lo más notable es que toda la fortuna acumulada por Escobar, era en metálico y lo escondía bajo tierra, practicando agujeros en el suelo por el campo.

Hay una magnífica escena en que envía a un sicario a rescatar el dinero escondido en una de las fosas y cuando lo descubre, resulta que con la humedad y los bichos se había podrido. Lo cual resulta una metáfora impagable.

Pues bien, es cierto que la serie lo presenta como el psicópata que era al que no le temblaba la mano cuando ordenaba hacer estallar una bomba en una zona céntrica de la ciudad de Bogotá. Pero también como un amante esposo y padre de sus dos hijos (niño y niña), autor de acciones de obras públicas de alcance social, que te lleva a dudar si era en realidad tan malo.

No cabe duda de que estos personajes actúan de manera populista para ganarse el fervor de sus convecinos.

A mediados de los 90s cuando ya hacía años que este hombre había sido “dado de baja” como decían por allá, visité esa ciudad varias veces. Y tengo que decir que me pareció un ejemplo de urbanismo y de una modernidad que era punta de lanza de Colombia. Lógicamente me enseñaron el Barrio Escobar, donde había creado viviendas gratuitas para los más pobres de la ciudad.

Cuando dije que venía de Barcelona me hicieron muchos aspavientos porque decían que la ciudad había sido fundada por catalanes. Esto me lo dijo precisamente un descendiente de aquellos catalanes que se dedicaba a la publicidad en Medellín. Aunque en todos los anales figuran como “españoles” y así lo refleja la Wikipedia.

Esto me ha recordado la inquina que tienen los catalanes al tema de “la conquista” y de qué manera se desmarcan de aquel hecho al que hoy se tacha de genocida, olvidando que la cultura y las características raciales que se aportaron a América se han desarrollado y aún perviven. Y también se olvida como aún persisten las razas autóctonas, y como se ha creado un a modo de mestizaje que lleva ya algo más de 5 siglos en marcha.

Cuando estuve en Chichicastenango (Guatemala) pude comprobar estos dos hechos: primero que los mayas son una raza viva y activa, y segundo que el mestizaje sigue imparable sin que nadie se preocupe por la pureza racial.

Y como coletilla, decir que el sincretismo religioso entre el cristianismo y las creencias locales son un auténtico espectáculo. 

Y no quiero con este comentario exculpar a los autores de las muchas tropelías que se llevaron a cabo durante la conquista.


Volviendo al tema de este pensamiento, me reafirmo en que viendo esa serie se me creaba una corriente de simpatía hacia ese sanguinario personaje, ladrón, asesino, malvado y sin escrúpulos.



Lola y yo hemos seguido las dos temporadas de la serie y coincidíamos en este punto: nos lo hacen parecer humano cuando el tipo es un auténtico malvado.

No es coincidencia que con la publicación del capítulo final en el que se le da de baja huyendo por los tejados de “su barrio” en Medellín, su hijo ha publicado una entrevista que le han hecho en su residencia en el barrio del Tigre en Buenos Aires. Bellísimo lugar, por cierto.



Él viene a decir que ha iniciado una campaña de concienciación al mundo de guionistas y productores de Hollywood, para que sean más respetuosos con la realidad de esta gente y no nos los presenten como héroes a imitar por la juventud, porque no lo son.

Este hombre, al que en unas imágenes reales de la familia que aparecen en la serie, se le ve conduciendo una moto junto a su padre y otros miembros de la banda, cuando apenas tenía 10 años, explica las enormes dificultades por las que ha pasado su vida por ser hijo de quien es.



Ha declarado que aunque la DEA sabe que no se dedica al narcotráfico le tienen en observación porque “ha heredado el ADN de su padre”.



Y de hecho ha tenido tantos problemas por ese motivo que ha optado por cambiarse el nombre por el de Juan Sebastián Marroquín. 
En su domicilio de El Tigre se dedicó a diseñar moda, y en una faceta más “filantrópica” se dedica a escribir y dar conferencias sobre la necesidad de apartarse de las drogas.


Existe otra serie, muchísimo peor en todos los aspectos titulada “La reina del Sur” y basada en un libro de Pérez Reverte (el libro sí me gustó en su día), en la que se presenta a todos estos narcotraficantes y “narcotraficantas” como auténticos héroes y heroínas; así como la película Sicario y tantos y tantos ejemplos en los que se sacraliza al malvado, y por tanto a la maldad.


Y por último quiero hablar de Breaking Bad. Una serie en la que cualquiera de nosotros se podría identificar con el protagonista, al que le diagnostican un cáncer terminal y decide hacer algo para no dejar a su familia sin recursos.

Hasta aquí la posible identificación, porque en lo que ya no lo es tanto es en la decisión que toma para hacer dinero en un plazo corto. Y es que como él es químico de profesión improvisa un laboratorio doméstico para fabricar metanfetaminas y venderlas en el mercado de las drogas.

Es tremendo como los guionistas montan un personaje con el que te encariñas y comprendes a pesar de que según transcurren los acontecimientos el personaje se va convirtiendo en un capo de la droga en el estado de Nuevo México tan criminal como cualquier otro. Incluso te da mucha pena pensar que puedan matarlo.

Un personaje que es a la vez un héroe y un malvado.

El resultado es que es una serie que ha durado 6 años y que en su momento batió records de audiencia.

Comprendo la cruzada organizada por Juan Sebastián Marroquín porque resulta muy difícil escapar a tantas influencias si no tienes unos valores muy sólidos e inmutables. Porque es cierto que al Marketing de las productoras de televisión no les tiembla el pulso a la hora de crear tipos monstruosos que ganen el afecto de la audiencia, que en definitiva es el tótem al que adorar, y yo como publicitario he vivido infinidad de veces, cómo la consecución de la audiencia justifica todo tipo de desmanes. 

Vuelvo e insisto en la necesidad de hacer crecer los valores de cada uno, porque reafirmarse en ellos y transmitirlos a los hijos es la única defensa que nos queda ante la voracidad y codicia de las corporaciones del entretenimiento, que estoy seguro de que no van a hacer decaer este fenómeno, sino más bien al contrario: Irá a más. 

Bellaterra, 23 de Octubre de 2016.





jueves, 21 de julio de 2016

¿OPIO DEL PUEBLO Y OPIO DE PIJOS?

¿OPIO DEL PUEBLO Y OPIO DE PIJOS?

CUENTO CHINO. DE VERDAD


Ayer me hicieron la pregunta con la que titulo este artículo, y me llevó a dedicarle un pensamiento al tema.




Como todos creíamos saber, “El opio del pueblo” es una frase que popularizó Karl Marx hace casi un siglo y que sus seguidores y evangelistas han difundido por el ancho mundo, aplicándola como definición a la Religión. Oiga!... a cualquier religión.  

Y digo que creíamos saber, porque lo que yo ignoraba hasta hace un par de días es que en realidad esta frase Karl Marx la tomó “prestada” de un íntimo amigo suyo que fue quien la escribió, que se llamaba Bruno Bauer.

¡Qué cosas! toda una vida de rojo pensando que había sido Marx y ahora resulta que fue uno de esos “creativos” que hacen grandes las ideas de otros, como tantos y tantos a quienes nos hemos encontrado a lo largo del desarrollo de nuestra profesión.

Y respondiendo a la pregunta-titular, yo creo que sí, que también existe un “opio para pijos”, y que fue causa de dos guerras entre dos imperios: El Británico y el Chino. Que los chinos perdieron en la ribera del Rio de las perlas a su paso por Dongguan a unos kilómetros del puerto de Guangdong al que los ingleses como no sabían pronunciarlo bien, denominaron Cantón.

Era en este puerto donde los ingleses daban gato por liebre a los chinos. Bueno más que liebre les daban opio que traían (afanado) de las indias británicas (no las galantes) y lo cambiaban por artículos que en esos momentos tenían grandísimo valor, dada su inexistencia en el mundo occidental: Té, seda y porcelana.


Algo parecido a lo de las cuentas de colores y el oro en el latrocinio llevado a cabo por los españoles en América a la que entonces se conocía como las indias. Es como si ese nombre “Las Indias” tuviese el significado de “Róbame lo que quieras, cariño”, lo cual era tomado muy en serio por algunas de las potencias imperiales de la época, compro ejemplo  España e Inglaterra. Los dos imperios esquilmaron todo lo que pudieron las tierras conquistadas, pero a los Ingleses les cundió más que a nosotros. Debe ser porque también se dedicaban a robarnos y piratearnos literalmente hablando, los barcos en alta mar por mor de aquellas “patentes de corso” que emitían los reyes y reinas de la época. 





El tal Drake (Francis) se puso las botas a nuestra costa. Y la Reina Virgen Elizabeth I engordó sus arcas convenientemente. No sé si murió virgen porque era fea, religiosa o gilipollas. Pero hoy existe un Estado en su honor en los Estados Unidos de América: Virginia.


Pero no quiero desviarme demasiado del tema.


El “Opio de pijos” originalmente era muy bien aceptado por los chinos, porque no hay más que ver las caras de estar volados, o muy puestos según la terminología preferida, que se les quedaban en los fumaderos. Ya aprovechaban también para darle al sexo. Y esta tradición cambiando las sustancias aunque no lo de los bajos, ha seguido hasta hoy extendida a lo largo y ancho del mundo.


Cuando el emperador de la época que creo que se llamaba Daoguang, se dio cuenta de que no había forma de controlar a su pueblo cuando se ponían hasta arriba de opio, decidió prohibir su venta y consumo, cosa que a los ingleses les pareció fatal y organizaron el par de guerras a las que me he referido al principio que, el hecho de perderlas, a los chinos les costó Hong Kong y Macao. 

Lo de Hong Kong ha durado 150 años y ahora que volvió a control de la China milenaria no tienen muy claro como controlarlo, y de vez en cuando se tienen que fumar un par de pipas de opio para tratar de saber que demonios hacer para no estropear esa joya (en mi opinión, claro!) que los ingleses hicieron de Hong Kong. De momento vamos bien, pero no estoy muy seguro de que esto vaya a durar para siempre. Sobre todo después de convivir con ellos durante los últimos cuatro años.

La batalla definitiva tuvo lugar en un descampado (hoy destino histórico-turístico) de la que hoy es la ciudad de Dongguan, a la orilla del rio de las perlas. Por cierto, el río se llama así por dos razones:
La primera, porque hay una isla en forma de perla a su paso por Guangdong
Y la segunda, porque el río esta repleto de esas joyas, pues las perlas de río son muy apreciadas por allí.


Yo que ya he probado las gambas de río y las almejas de río, os puedo asegurar que son buenísimas, y naturalmente mucho más caras que las de mar, porque abundan menos. Así que aunque de perlas no sé nada, me imagino que las de río deben ser estupendas y valiosísimas.

Nosotros visitamos mucho esa ciudad porque hemos llevado a cabo allí varios trabajos de diseño de interiorismo, y eso nos ha permitido saber una cosa curiosa al respecto:

En una ocasión me dijeron que el 85% del PIB de Dongguan procedía de la prostitución. Cuando ves la vitalidad económica de la ciudad, piensas que la actividad sexual debe ser frenética. Y también me dijeron que como Xî JinPing está tratando de eliminar la prostitución en China  (¿A quien se le ocurre, por Dios?), el PIB de la ciudad ha descendido ostensiblemente, desde que este hombre llegó al poder. Teniendo en cuenta que el sujeto en cuestión estuvo estudiando en Boston (Harvard para ser más exactos), se ve que se le pegó el puritanismo ramplón americano que es capaz de llevar al poder a un sujeto impresentable con un tupé rubio.  

Yo no sé si esta tradición de satisfacción de “bajos instintos” procede de la época del opio, pero hay un hecho cierto y es que es la ciudad más importante de China como destino de turismo sexual.



Y declaro solemnemente, que no he sido afectado por ese virus por muchas veces que haya visitado la ciudad.

Así que…creo que sí, que hay un opio para el pueblo y otro para pijos, aunque yo, por el momento no tenga intención de aficionarme a ninguno de los dos. El del pueblo ya lo probé, y sobradamente, durante y después de Franco y no me han quedado ganas de repetir.

Bellaterra, 20 de Julio de 2016.