“YA ME PARECÍA A MÍ QUE ERAS DEMASIADO HUMANA, PARA SER HUMANA”

La Teniente Ripley a Annalee Call cuando descubrió que era un robot (Alien Resurection)


jueves, 25 de septiembre de 2014

SUICIDARSE PARA SER ENTERRADO

DESDE EL DELTA DEL YANG TSÉ

SUICIDARSE PARA SER ENTERRADO

Hace unos días leí una noticia con ese título, que me sobrecogió. Y aunque os pueda parecer una frivolidad, quiero relacionarla con el mundo del marketing, en el Reino del Centro, como se le llamó a China durante siglos.

MUCHA GENTE, POCA TIERRA (人多, 地少 – renduo dishao).

Este titular expresa uno de los mayores problemas de China. La superpoblación conlleva el derivado de la falta de tierras de cultivo suficientes para poder alimentar a todos los chinos.

Hace un par de años, se publicó la noticia, posteriormente desmentida, de que China quiso comprar 450.000 Ha. en Ucrania, para cultivar trigo y arroz, porque ni la producción propia ni las importaciones de estos dos cereales son suficientes para alimentar a China. Los que vivimos en este país constatamos como los chinos consumen diariamente al menos un bol de Fan (arroz) y otro de 面条Mien (fideos) diarios y podemos comprender perfectamente que el Gobierno chino priorice este problema por encima de muchos otros.

En la sureña provincia de Anhuai, al Oeste de Shanghai, se han encontrado con que a los problemas derivados de la superpoblación y falta de terreno cultivable, tenían que añadir otro añadido dada la costumbre relacionada con el culto a los muertos, que les estaba causando un grave problema de incendios forestales, por la quema de inciensos, documentos, ropa y otros enseres pertenecientes a los fallecidos.

Dice Yuang Gang (Profesor de la Universidad de Beijing): “Si todo el mundo construyera una tumba en el campo como se hacía antes, entonces enseguida nos quedaríamos sin tierra”

Por todos estos motivos, la municipalidad de la ciudad de Anqing, de la citada provincia de Anhuai, ha decidido prohibir los entierros y decretar que los muertos sean incinerados.

Y aquí viene la noticia: Los ancianos que están próximos al final de su vida, han decidido suicidarse antes de que la ley entrase en vigor el 1 de Junio, para poder ser enterrados en un ataúd junto con sus ancestros, en lugar de ser incinerados.

Jiang Xiuhua, una anciana de 81 años se fue al jardín de su casa y se colgó de un árbol a fin de que la enterrasen en el ataúd que llevaba preparando durante los últimos 10 años. Esto ha dado ideas a otros ancianos que están optando por ese mismo camino. Y ya se empiezan a contar por decenas.

“En tan sólo dos meses se ha querido cambiar por completo las tradiciones funerales de una región; cambiar en tan poco tiempo una tradición de miles de años es imposible”, escribía el periodista Jing Yishan 

Y, por supuesto se habla de la falta de sensibilidad del gobierno que ha sido capaz de promover la entrada en vigor de la Ley en un periodo tan corto que no ha permitido la sustitución de “modernidad por tradición”

Y ésta, la tradición, es algo que cualquier empresa que quiera hacer marketing de sus productos en China tiene que tener muy en cuenta, porque en un país cuya cultura data de hace 5.000 años, es determinante.

Y especialmente, si el producto está en el sector agroalimentario. No hay producto más local y más pegado a la tradición que la alimentación. Y sí, es cierto que la globalización hace que se cambien tradiciones y se adopten nuevos formatos de consumo. McDonald’s o Coca Cola son paradigmáticos a este respecto. Pero la implantación de nuevos productos de alimentación en China hay que tomársela con paciencia y presupuesto de tiempo y dinero.

Hace unos días nos visitó una empresa italiana que quería vender “pizza en porciones” para comerse por la calle, al estilo de lo que se hace en los US o en la propia Europa.   
Aquella gente me decía que no comprendían como no se veía por las calles a la gente comiendo de un cucurucho, y que ellos iban a popularizar ese consumo callejero. Como es lógico, nosotros les advertimos de otra realidad distinta de la percibida por ellos.

Es cierto que el gran monstruo de las Pizzas: Domino’s, está en China, así como el más popular en el país: Papa John’s; también es cierto que se venden pizzas a domicilio, pero sobre todo, la pizza en China es un producto de restaurante y es un producto que resulta tremendamente caro por comparación con los costes de la comida callejera china.

Y de lo otro que les advertimos es de que Shanghai está repleto de pequeños comercios de comida callejera que están abiertos a todas horas. Y a unos precios imposible de batir.

Dos ejemplos:

1.   Son muy populares los Baozis. La gente se desayuna dos en el camino al trabajo. Es un bollo de harina hervido al vapor y relleno de diferentes cosas: carne de cerdo, de pollo, setas, verduras, taro, sésamo negro, (estos dos últimos, dulces), natillas (leche amarilla la llaman ellos) y toda suerte de comestibles susceptibles de aguantar el vapor.

 



En la foto os ofrezco uno de carne de cerdo que por cierto está riquísimo.
Y solo cuestan ente 1,5 y 2 rmb (19 y 25 céntimos de euro, respectivamente)
Esto, desde las 6.00 am
  
2.   El segundo toma protagonismo por la noche, porque llegan a cada esquina unos tipos con una bici (triciclo) en la que montan un fogoncillo y te preparan un 炒面chaw mien (fideos fritos), con huevo y verduras con el que tienes suficiente para cenar por 7 rmb (0,9€), y también te preparan toda clase de productos a la brasa, desde pinchos de carne y pescado, hasta pulpos y ostras, pasando por verduras.

          

O, también el caso del vendedor de cangrejos de río. Te los acompaña con un par de “guantes de proctólogo” para que no te pringues los dedos. Y una salsa “picantorra” de excelente sabor.



Os diré que cuando me dan las tantas en la oficina, estos puestecillos son una solución estupenda.

Ante este escenario, les dijimos que nada es imposible, claro!, pero que se armasen de paciencia porque convencer a gente que está acostumbrada desde hace 5.000 años a ese formato de consumo, de que lo cambie por una porción de pizza de 5€, les iba a llevar un poco de tiempo.

Por cierto, en los más de dos años que llevo viviendo en China, he comido en toda clase de restaurantes, de todo tipo de niveles y calidades y nunca he tenido ni el menor asomo de gastroenteritis. Ayer en L’Estartit, en un restaurante adornado de tenedores de los de a 70€ el cubierto nos dieron un pescado en mal estado (protestamos y, tuvieron el detalle de no cobrarlo) pero Lola y yo nos fuimos a la cama con cagarrinas. Disculpad el barbarismo, pero como dice el refrán “donde menos se espera salta la liebre”.

Mo ye sú 莫耶稣,
Bellaterra, 21 de Julio de 2014