“YA ME PARECÍA A MÍ QUE ERAS DEMASIADO HUMANA, PARA SER HUMANA”

La Teniente Ripley a Annalee Call cuando descubrió que era un robot (Alien Resurection)


sábado, 11 de enero de 2020

EL PESCADOR



Estoy pasando unos días en la isla de El Hierro, donde se considera que se encuentra el mejor lugar para bucear en Europa.

Geográficamente reúne el punto más al sur con el punto más al oeste de Europa. Si te vas hacia occidente te das de bruces con Venezuela, y bueno está ese país, como para escaparte allí de vacaciones. 

La verdad es que esta reserva de la biosfera es un privilegio de la naturaleza. Cuando recorres la isla y compruebas que antes fue un volcán furioso, comprendes que su geografía sea tan torturada y su flora tan única. La aproximación al mar cualquiera que sea el sitio que escojas, no es dulce, ni mucho menos; sino brutalmente abrupta, valga la redundancia. 

Y como ese pedazo de tierra que es, y está situado en medio de un océano, la furia del mar y del viento te estremece. 

Cuando te vistes de buzo y te subes a la barca zarandeada por olas de varios metros, te preguntas por qué tienes tanta curiosidad como para meterte en ese lío para bajar… “a ver que ves”. Y cuando estás abajo, resulta que “hoy hay mar de fondo”. ¿Hoy? Bueno…casi todos los días. Y ese mar de fondo te mueve de un lado a otro, y conseguir que las fotos no te salgan “movidas” requiere mucha paciencia y presencia de ánimo.  

Y es terrible cuando te preguntan ¿Y Vd. que edad tiene?, como me preguntó el pescador con el que me estuve tomando una cerveza. Porque cuando se lo dices, esperas a continuación: ¿Y a esa edad aún tiene ganas de pasar por tantas dificultades para ver los peces?

¿Cómo le vas a explicar al pescador algo que él ya no sepa, respecto a la paz, el respeto a la naturaleza, la comunión con otros seres vivos, y esas cosas que sientes cuando bajas ahí abajo?

Y me dice…pues yo 63. 

-       Pues le veo fuerte para su edad
-       Es que la pesca, requiere esfuerzo

Y yo haciéndome el gracioso le digo: 

-       ¡Claro! sujetar la caña es duro
-       Es que yo hago pesca de profundidad.
-       Ah ¿sí? Y ¿que pesca?
-       De todo. 

Y te hace un glosario de nombres de peces locales de los cuales ya solo sabes reconocer La Vieja, el Peje Perro, el Peje Peine, el Gallito, la Cabrilla y no sé cuantos más que no soy capaz de retener en mi memoria. Amén de los ya conocidos como el Mero, la Salpa, el Sargo… 

Yo le cuento que tengo un amigo en Gran Canaria al que le gusta ir a pescar el Marlín, porque es un reto a su inteligencia y a su fuerza.
Y ahí mi amigo Manuel que es como se llama el pescador, se dispara y me cuenta su aventura con un marlín.



-       Tuve que luchar con mucha fuerza. Y cuando me di cuenta de que me sangraban las manos, tuve que cubrírmelas con unos trapos, como si fuesen unos guantes porque no quería soltarlo. Estuve horas hasta que conseguí vencerle. 

La vedad es que me recordó un relato que escribió F. Forsyth titulado El Emperador, en el que contaba una historia como la del pescador. 

Y por si era poco, me dijo que cuando lo consiguió vencer, no podía subirlo a la barca, porque era demasiado grande y pesado. 

-       Y ¿cómo es de grande su barca? 
-       5 m. 
-       Y ¿cómo lo llevó?
-       Arrastrándolo

Ese es el relato de El viejo y el Mar de E. Hemingway. Solo que, en el relato, un tiburón se come la captura del pescador y en este caso por suerte para mi pescador amigo, no había ninguno al acecho. 

-       Llegué al puerto y cuando lo pesamos…no me va a creer Vd., pero hizo 362 Kgs. Me hicieron una foto al lado del marlín sujeto con una grúa. 

Me despedí de él y me dijo que tenía muchas historias para contarme de sus aventuras como pescador. 

A lo que le contesté que, si con 63 años no tenía nada que contar, sería porque no había vivido. 

El hombre me dio un abrazo y me dijo: 

-       


-   “Tiene Vd. razón”. 
-       Como yo me llamo Manuel y usted Jesús, nuestro santo es el mismo día. 
-       Sí señor, aunque los curas unas veces lo hacen coincidir y otras ponen Manuel el dia 1 y Jesús el día 2 de enero.

Cuando me fui del bar, me quedé pensando si no sería un pescador lector de novelas. Pero me pareció que no, que lo que me había contado era real, aunque yo lo hubiese leído ya antes. 



El Hierro, 11 de enero de 2020.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario