CUENTOS CHINOS. DE VERDAD
QUE FRÍO HACE EN SHANGHAI!!!
En esta ciudad en la que vivo, se va enterando uno de cosas,
a medida que va pasando el tiempo.
Por ejemplo, que tener calefacción en casa es un lujo que no
está al alcance de todo el mundo.
Recuerdo que el sujeto que fue socio nuestro, un tal Yao,
hizo una votación en la empresa (unas 60 personas) para establecer la
preferencia entre calefacción en invierno o aire acondicionado en verano,
porque las dos cosas no podían ser, ¡Algunos chinos son muy garrapos!.
Salió aire acondicionado. (No os imagináis como es el verano
Shanghainés).
Por lo tanto, en invierno, que también resulta ser durísimo,
el personal combatía el frío en la oficina con toda suerte de ropajes y
aditamentos. Plumíferos y mitones eran lo más común. Pero también unos calienta
manos de gel que los enchufabas y te mantenían las manos (los pies en mi caso)
calentitas durante un rato.
Aún hoy les doy el uso que en mi niñez le dábamos a aquella
antigua bolsa de goma conteniendo agua caliente. Más tarde evolucionó al forro
de felpa. Y es que, aunque en casa sí hay calefacción, las sábanas suelen estar
frías por la noche.
Hay que decir, que el socio nuestro (Presidente de su
empresa) se pelaba de frío como todo el mundo, pero había unos cuantos
directivos (unos listillos, diría yo) que se ponían el aire acondicionado en
“modo heat” y ahí se pasaban el día fumando y bebiendo té al “amor de la
consola”.
Nosotros nos miramos los tres y dijimos: “¡Que coño! Somos
extranjeros”, y nos apuntamos a lo del amor de la consola, aunque no a lo del
tabaco que ya hace muchos años que lo dejamos. Y yo no quiero acabar como mi
padre que el maldito tabaco se lo llevó por delante a una edad que yo ya he
sido capaz de superar.
Después descubrimos gracias a esa ancestral costumbre de
salir a la calle los domingos en pijama, que la gente se protege del frío como
puede.
Por cierto la susodicha costumbre no es exclusiva de los
chinos; es también propia de los países árabes, porque yo he visto tipos en pijama
por las calles en todos los países de esa cultura.
Y uno de los instrumentos es una especie de dos piezas
equipado con felpa y forro polar, que cuando te lo pones entras en el séptimo
cielo del confort cálido en medio del frío.
Acogiéndome a la sabiduría del refranero español: DONDE
FUERES HAZ LO QUE VIERES, me he hecho con uno de esos pijamas de
extraterrestre, que tengo que confesar que solo puedo usar cuando la
calefacción no puede con el frío ambiente (muy pocas ocasiones), y no sabéis lo
calentito que se está dentro.
Un día en el metro vi un tipo que iba a la oficina vestido
con uno de estos exacto al mío, y me dije: “Ese es el próximo paso. Deja el
traje de Zegna y las camisas pijas en el armario y vete a la oficina así”.
Seguro que no lo nota nadie.
Shanghai, 25 de abril de 2014
Impagable la foto de hombre de las nieves empijamado que nos regalas en tu post. Junto a la "personal" colección de gafas es de lo más "in" que alguien puede lucir por el salón de una casa china. Un abrazo caluroso y te felicito el cumpleaños porque con la diferencia horaría puede que esté a punto de caerte un año más . Espero que sea una celebración caluroso a pesar del gélido tiempo de Shanghai.... Abrazos mil . Felicidades.
ResponderEliminarJosé
Muchas gracias José. Mañana me cae el añito. Ahora parece que la primavera empieza a instalarse por aquí también.
ResponderEliminarQue tal os ha ido este Sant Jordi?
Has lanzado ya el último de la trilogía?
Un abrazo. Jesus
El Yeti debía ser un vendedor de Boatinés de esos que se perdió...Un abrazo Jesús siempre es un gran momento leer tus crónicas.
ResponderEliminarMuchas gracias Juan Ramón. Es un pijama...al borde del ataque de nervios. Un abrazo.
ResponderEliminarestas cosas que cuentas son las que explican cómo es de verdad un país. Y se agradecen.
ResponderEliminarGracias Ricard. En cualquier caso se explican desde un punto de vista personal. Por lo que seguro que llevan un punto de subjetividad inevitable. Pero lo que te puedo asegurar es que mi capacidad de asombro aquí en China es ilimitada. No debería salir a la calle sin la cámara abierta preparada para cualquier cosa sorprendente (a nuestros ojos, claro!), que pueda ocurrir. Y no te digo cuando sales de Shanghai. Ahí sí que aterrizas en otro planeta. Un abrazo. J.
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