DESDE EL DELTA DEL YANG TSÉ
SOBRE LA PROPIEDAD
INTELECTUAL – 2
Hace unos
meses recibimos aquí la visita de una “representación del pueblo español”, en
palabras del Presidente del Congreso de Diputados Jesús Posada.
Efectivamente,
la delegación la integraban los portavoces de los tres grandes partidos
“nacionales” y un par de representaciones “nacionalistas”.
Nos
reunieron en un desayuno a una treintena de empresarios españoles que estamos
batiéndonos el cobre en China. También asistió el embajador español, el cónsul
español en Shanghai, el presidente de la Cámara de Comercio y unos cuantos personajes
más de los que sostenemos a través del erario público.
Hubo un
turno de preguntas, en el que abundaron algunas acerca de problemas de tipo
mecánico, tales como visados, permisos y algunas más.
A mi me
llamó mucho la atención un comentario de una industria farmacéutica que
explicó, como se habían asociado con una empresa china a la que le habían
estado transmitiendo su Know how, y ahora que llegaban a esa parte de la
andadura en la que toca renovar el contrato, las cosas se empiezan a poner
difíciles porque la empresa china expresa su intención de no renovar.
Mi pregunta
al Sr. Posada fue que si no habría alguna forma de desarrollar una iniciativa
conjunta con el resto de países de la unión más los US, para reclamar al
gobierno chino una legislación que proteja los derechos de propiedad
intelectual? A lo que me contestó que ese era un esfuerzo que no iba a conducir
a ninguna parte dado el poco interés del gobierno de este país en entrar en ese
debate.
Y es que
existe una tradición milenaria según la cual cada chino “toma lo que puede” y
se lo queda, porque la propiedad privada solo afectaba al emperador.
El siglo de
parón en la iniciativa privada que ha seguido a la revolución, ha creado un
pueblo de millones de seguidores, en el que no han existido incentivos para la
creación intelectual, cuando no ha sido incluso castigada si no estaba en línea
con las consignas oficiales.
Todos los
espíritus inquietos acabaron por emigrar a otros países o a pasar a las
cárceles del pueblo. Y aquí, hace 30 años, cuando deciden iniciar la
transformación del país que ahora contemplamos como el milagro chino, se dan
cuenta de que les falta un tipo fundamental de pensamiento: El creativo.
Y ante la
evidencia, se dedican a comprarlo en el exterior. Cientos de miles de chinos
nacidos en los USA, en Alemania, en UK, incluso en nuestro país (muy pequeño
pero con unos toros muy grandes-me dijo una vez un general), que se están
haciendo los “reyes de la creación”.
Esta
generación de “chinos retornados”, están sirviendo de ejemplo para algunos
locales y se empieza a desarrollar un tejido muy variopinto, en el que
convergen las iniciativas “chino-occidentales” con las más torpes
“chino-localistas”. Todas ellas claramente tuteladas por el “aparato político
estatal, regional y/o local”. Y así van construyendo una estructura creativa y
empresarial “propia”.
No
obstante, como son maestros de la copia, no se puede evitar encontrarse con
ejemplos (algunos un poco burdos) de imitación de marcas occidentales.
Uno de
ellos os lo muestro en esta mala fotografía doméstica, cuya observación hace
que sobre cualquier comentario.
Y el otro
ejemplo es menos obvio pero afecta a una marca española que en este país tiene
un gigantesco éxito. Se trata de Zara (Sala pronuncian los chinos).
Y este Cara (Cala es como lo pronuncian).
Estuve
charlando con el representante de Cuatrecasas en Shanghai, que me estuvo
hablando del proteccionismo de las leyes chinas, y verdaderamente hace que
quien quiera venir aquí se lo tenga que pensar un par de veces más de lo
normal.
Estuvimos
discutiendo un caso de un empleado que tuvimos que despedir y os aseguro que es
una pesadilla.
Por cierto,
ellos, como abogados extranjeros no pueden ir a juicio. Necesitan contratar a
un letrado chino que les represente.
Y los
bancos extranjeros no pueden trabajar con la moneda local llamada Yuan o Ren
Min Bi -人民幣. (Dinero del Pueblo, literalmente),
durante los dos primeros años de implantación en el país.
Y así
sucesivamente.
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