UN HUMILDE TRÍPTICO ENTREGADO “A MANO”
En mi larga vida en el mundo
publicitario, he tenido que estudiar la capacidad de comunicación de todos los
medios publicitarios a mi alcance. Y como es lógico en un período en el que
hemos asistido al desarrollo de la tecnología aplicada a la comunicación, he
tenido que afrontar retos nuevos cada vez que se producía uno de estos cambios
trascendentales.
Tengo que confesar que a
pesar de todo, siempre he sentido una gran fascinación por la Televisión,
quizás porque, como me gustaba iniciar algunas de mis conferencias: “Yo fui un
niño que creció sin TV”. Luego añadía: “Lo que me he ahorrado en psiquiatras”
El lenguaje audiovisual
proporcionaba unas posibilidades de comunicación que ningún otro medio
superaba, hasta que llegó la famosa interactividad del mundo on line, abriendo
todo un mundo de posibilidades de comunicación, que no solo me fascinan, sino
que retan a mi inteligencia y capacidad de adaptación a los nuevos modos y
lenguajes.
Pues bien, hoy quiero contar
una historia que se basa en un formato de comunicación escrita, bastante
antiguo y de cuya eficacia muchas veces he renegado, aunque nunca haya dudado
de ella. Y hablo de un “SIMPLE Y HUMILDE TRÍPTICO”.
A finales de los 70 conocí a
un experto en el mundo del “sobre y el folleto” que influyó bastante en mi vida
y con el que he pasado muy buenos ratos de discusiones sobre la eficacia de los
distintos medios. Se trata de Ramón Guardia. Ramón fue pionero de muchas cosas
en nuestro país. Cuando yo le conocí, era socio de Publipost, que era una
empresa especializada en publicidad por correo. Desde entonces siempre le llamé
“Ramón el de los sellos”, cosa que él como persona tolerante que es me aceptó
sin problemas.
Posteriormente trajo a España
el Marketing Directo, y cuando esta categoría se hiperdesarrolló, creo el
Marketing con Causa. Ahora vive una buena vida disfrutando del Cava que por
tradición familiar siempre ha estado en su vida.
Pues bien, en homenaje al
amigo Ramón tengo que decir que una de las mayores satisfacciones que he
recibido desde que estoy viviendo en China me ha venido de la mano de un
tríptico que hicimos para anunciar el diseño de Lola dirigido a la nueva y enorme
clase media china, que ahora vive ávida por consumir toda suerte de productos y
servicios.
El folleto del que os ofrezco
un par de imágenes, era muy simple, intentaba eliminar el freno del precio, ofrecía
unos ejemplos, y al final dejaba nuestras coordenadas.
Estoy seguro de que si lo pillase Ramón me lo criticaría, como yo mismo lo hago, pero es que lo tuvimos que adaptar a los gustos y modos chinos.
Gabi y nuestra ejecutiva e
intérprete se fueron a una feria de diseño en la que había una gran cola para
entrar, y allí en esa cola, entregaron cerca de mil unidades.
Cual no fue nuestra sorpresa
cuando al día siguiente recibimos una llamada de alguien que había tomado
nuestro “humilde tríptico” y nos invitaba a visitarlos para proponernos
participar en un concurso.
Como es natural, les dijimos
algo que llevo muchos años repitiendo tanto en el mundo publicitario, como
ahora en el del diseño de interiores: “Nosotros no participamos en concursos”.
Pero el caso es que hicimos una propuesta de diseño y ganamos el negocio. Tan
bien nos fue y tanto les gusto, que nos pidieron participar en otro
“no-concurso” y también lo ganamos.
Después de negociar como
salvajes, como tienen por costumbre “milenaria” hacer desde los tiempos de la dinastía
Ming, (ríete del zoco de Marrakech), nos han hecho un contrato por la primera parte con la promesa de seguir
firmando el resto a medida que vayamos desarrollando el trabajo.
No nos va a hacer ricos, ni
mucho menos, pero es el mayor trabajo que hemos conseguido hasta el momento en
China, y nos ha proporcionado un gran estímulo para seguir con nuestra “aventura
oriental”.
Y todo gracias a una pieza de
las que en las campañas publicitarias definíamos como menores:
“UN SIMPLE Y HUMILDE TRÍPTICO”
jaja Creo que el Dios del Marketing Directo tenía esa lección guardada para ti, y esperó dártela en chino!!! Yo también tuve la suerte de aprender de Ramón Guardia, pero mucho más de las enseñanzas de una de las marcas emblemáticas del Marketing Directo y que fuera mi cliente por más de 8 años: American Express. Sin embargo, como fan de los medios audiovisuales, siempre me ha causado gracia esa afirmación de que, en MD, una respuesta del 1 ó 1,5% podía considerarse un éxito. Yo, con mi soberbia audiovisual, pensaba, y muchas veces decía, "si mi campaña de publicidad convencional obtuviera solo un 1% de respuesta, a mí me echarían de la agencia". Pues fíjate tú: entregaste mil trípticos y con una respuesta no del 1%, sino del 0,1%, conseguiste el resultado que buscabas. Al final, lo del Marketing Directo... ¡no era ningún cuento chino!
ResponderEliminar¡Me alegro mucho de las buenas noticias!
ResponderEliminarMuchas gracias, Maca
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