CUENTOS CHINOS. DE VERDAD
LA MONTAÑA ES PARA TODOS
Hace unas cuantas semanas nos
fuimos a disfrutar de una de las consideradas 10 maravillas de China. En este
caso, se trata de un prodigio de la naturaleza, al que los chinos bautizaron
con el nombre de 黄山 Huang Shan (Montaña Amarilla), que en 1990 la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad .
Es un macizo montañoso
situado en el centro-sur de China (Provincia de Anhui), formado de granito, y
que adquiere unas formas que a los madrileños les puede recordar al tipo de
formación rocosa de la Pedriza del Manzanares.
La primera anécdota que
vivimos es que al bajar del funicular, nos encontramos con unos porteadores que
llevaban una “simple” mitad de caña de bambú, con un par de cordeles colgando
de los extremos, que nos ofrecieron llevarnos el equipaje hasta el hotel.
Nosotros íbamos pertrechados
con nuestras mochilas, pero también se nos ocurrió la mala idea de llevarnos
dos maletitas pequeñas (ahora se le llaman trolleys), pero incómodas para subir
una montaña. Hay que decir que esperábamos que las ascensiones se iniciasen
después de habernos situado en el hotel, y en lo que no habíamos reparado es
que para llegar al hotel, había que caminar monte arriba durante una hora.
Aquel “ser humano de carga”,
se llevó al hotel las maletillas y nosotros comenzamos la ascensión hacia el
mismo sitio, y ya empezamos a disfrutar de la maravilla de paisaje que el lugar
nos ofrecía.
En los siguientes días que
pasamos allí, comprobamos que ese era el “medio de transporte” de alimentos,
materiales de construcción, basuras, y cualquier cosa que los servicios de
hospedaje y restauración necesitasen.
Yo pregunté cuando se
acababan las escaleras y empezaban los senderos, y el guía me miró con cara de
sorpresa y me contestó que no habían senderos, que se habían construido
escalones (miles de ellos) para que cualquier persona pudiese acceder a la
montaña, sin importar si tenía 20 ú 80 años, y que para los casos de personas
muy mayores se habían habilitado sistemas para que pudiesen subir como
cualquier otra persona.
Al día siguiente en nuestra
primera ascensión, comprobamos que se refería a unos palanquines llevados por
dos porteadores, en los que acomodaban a personas mayores.
A mí me enfureció bastante
que según iba subiendo me ofreciesen el palanquín, porque imaginé que me veían
mucho más mayor de lo que yo mismo me veo, y sentí una rabia parecida a la que
me invadió el día que una chavalilla quinceañera me cedió el asiento en el
metro que, como podéis imaginar rechacé amabilísimamente a la par que rojo de
ira.
La ascensión consistía en
subir tres picos. Uno de los cuales es la mayor altura del macizo que está a
1,864 m. sobre el nivel del mar.
En el camino al primer pico,
aquello parecía una romería (como todo aquí en China) porque eran cientos de
chinos subiendo a la montaña por los escalones de granito.
Y por fin llegué (Lola me
abandonó en la segunda ascensión), al inicio de la subida a la estrella del
macizo, cuyo nombre en inglés era Lotus Flower Peak. A partir de ahí la
ascensión se verticalizaba mucho y ya quedamos pocos con espíritu montañero y con
ganas de llegar arriba. Según iba subiendo, los chicos y chicas chinos se
querían hacer fotos conmigo y me iban interrumpiendo el ritmo constantemente,
pero no me importó echar por la boca un extra de resuello para hacerme fotos
con chavales tan jóvenes, que me hacían sentir colega de montaña.
Y finalmente llegué al pico y
como decía el entrañable Miguel Gila, cuando preguntaba a los montañeros…¿y qué
haces cuando llegas arriba?. Pues nada, meas y te vuelves para abajo.
Eso sí, sin olvidar la foto
conmemorativa de la ascensión
Hay que decir que conseguir
la foto sin que me rodease una nube, supuso un buen rato.
Creo que fueron ocho horas lo
que nos supuso la ascensión y la vuelta, pero el paisaje era todo tan bonito y
estremecedor que mereció la pena el esfuerzo.
Al día siguiente me levanté a
las 5 am para observar una de las más hermosas salidas del sol que he visto, y
llevo coleccionadas unas cuantas.
Con todo esto que os cuento,
comprendí que los chinos hayan querido facilitar el ascenso a cualquiera que
quiera subir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario