Cuentos chinos. De verdad
Hoy he preferido transcribir este magnífico artículo, escrito por Eugenio Bregolat en La Vanguardia, con quien tuve la suerte de charlar en una sola ocasión y disfrutar de su sabiduría y conocimiento sobre este país en el que ahora vivo. Creo que sus palabras, descriptivas de lo que hace China por la educación de su gente, invitan a la reflexión, por la comparación con lo que hacemos nosotros en España por la educación de la nuestra.
Y los resultados hablan por sí mismos.
El informe PISA y China
La OCDE acaba de publicar el informe PISA de este año, que mide el nivel de preparación de los alumnos de 15 años en el mundo. Shanghai aparece en primer lugar, seguida de Singapur, Hong Kong, Taipéi, Corea del Sur y Macao. es decir, cinco de los seis primeros son chinos y tres pertenecen a la República Popular China (excluida Taipéi). Algunos medios han dicho que Shanghai es una excepción no representativa. No es así: hace dos años, cuando Shanghai acababa de encabezar el ranking PISA por primera vez, participé en Pekín en una reunión de los embajadores de la OCDE con su secretario general, Ángel Gurría, quien afirmó que el informe se basaba en el estudio de 12 de las 31 provincias chinas y la más baja tenía el nivel de EE.UU. "Es hora de despertar", dijo.
La pérdida del tren de la revolución industrial condenó a China a un siglo largo de humillación (entre 1840, primera guerra del Opio, y 1949, revolución comunista) a manos de los países desarrollados. Sus dirigentes, dispuestos a evitar que esto pueda repetirse, tienen una verdadera obsesión tecnológica y van de cabeza a la creación de una sociedad del conocimiento.
China está haciendo un gran esfuerzo en educación, la base de sustento de la capacidad científica y tecnológica. El presupuesto de educación en 1978 fue del 2% del PIB, en 1990 del 3%, en el 2000 del 2,87%, en el 2010 del 3,6% y en el 2012 del 4%. Dado el enorme ritmo de crecimiento del PIB, el gasto en educación se multiplicó por 75 entre 1978 y el 2010. El número de universitarios pasó de 3 millones en 1994 a 30 millones en el 2012. Para el 2020 China pretende que reciban educación universitaria el 40% del grupo de edad correspondiente. Casi 200 millones de personas tendrán educación universitaria, más del doble que en el 2009.
Las familias chinas tienen como máxima prioridad la educación de sus hijos, pues saben que su nivel económico y social lo determinará su formación. Es algo que surge del fondo de la cultura y de la historia de China. Desde hace más de quince siglos China selecciona su clase gobernante, el mandarinato, por oposición, el examen imperial. Europa hace poco más de un siglo que introdujo la muy democrática práctica de la oposición. Antes los nombramientos eran a dedo y la sociedad estaba muy estratificada; el nacimiento determinaba la condición social de por vida. Hoy la encarnación del mandarinato es el Partido Comunista, la mavor meritocracia mundial.
Con la agenda de Lisboa, el año 2000. la UE decidió que el remedio para los males de su economía eran I+D y educación. Pero lo que ocurre es que la agenda de Lisboa no se ha aplicado. China sí cumple sus planes. Como dijo Angel Gurría, es hora de despertar.
Eugenio Bregolat. Tres veces embajador en Pekin. Autor de "La segunda revolución china"
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