ORGÍA EMOCIONAL
Aún a riesgo de
resultar escandaloso, quiero lamentar aquí el espectáculo circense en el que
los medios de comunicación, desde los más humildes hasta los más poderosos, (y
siempre contando con honrosas excepciones), han convertido el terrible
accidente ferroviario sucedido en las inmediaciones de Santiago de Compostela,
precisamente en la víspera de su gran día.
¿Por qué el dolor
humano por la inesperada pérdida ha de convertirse en consumo desmesurado
catódico? En excitación morbosa de los aspectos más primarios de la condición
emocional humana.
Nuevamente nos
encontramos con la famosa incógnita, de si el medio da lo que demanda la
audiencia o la audiencia consume lo que el medio le presenta como menú.
Es atroz asomarse a
los noticiarios televisivos y comprobar que durante estos días no había otras
noticias aparte de las relacionadas con el accidente.
Comprendo
perfectamente la congoja de los familiares de las víctimas, y su necesidad de
información, pero la necesidad impostada de consumo de tragedia por parte del
grueso de la población, me parece lamentable.
Hoy, José Antich,
periodista al que no puedo calificar de amigo sino solo como conocido (recordad
la clasificación de Josep Plá: Amics, coneguts y saludats. Amigos conocidos y
saludados), y por supuesto como admirado contador de la actualidad, titulaba su
editorial diario: “Retorno a la normalidad”, justificando el que durante estos
días la actualidad periodística haya estado centrada, obsesionada diría yo, en
el accidente del tren.
Es como si el mundo
a nuestro alrededor se hubiese detenido. La economía (la bolsa ha tenido un
subidón y la prima de riesgo una esperanzadora caída). La información
internacional y sobre todo la otra temática mayoritaria, la política, con todos
sus entornos de propósitos y despropósitos (sobre todo estos), cinismos,
grandilocuencias, verdades a medias y ausencias de la vida real.
Que suerte ha tenido
Rajoy y su gobierno, al poder tener una pausa que le libere transitoriamente de
la tensión del caso Bárcenas, y del Gurtel y de los que vendrán, porque seguro
que vendrán.
Que suerte ha tenido
de que no exista en el periodismo de la oposición ningún “defensor de la verdad
última” que se empeñe en que ese tren descarriló por una malévola autoría intelectual
para detener la que ya parece su inminente caída. Como dice Suso de Toro, su
caída será cuestión de semanas o de meses, pero ya es imparable.
Que tratamiento tan
distinto de las tragedias se da en países tan diferentes como España y China.
Aquí casi
coincidiendo con el accidente español hemos tenido un terremoto en una región
del norte del país. Y el tratamiento que se ha dado a los dos hechos luctuosos
ha sido más o menos parecido. Nota de actualidad explicando las consecuencias y
el número de muertos. Lógicamente la proximidad geográfica, social y política
del terremoto ha consumido más tiempo de los informativos, pero los chinos
referencian el tema y si no es una cosa que sirva a los intereses del gobierno,
pasa como “barco en la noche” (utilizando una famosa expresión de David
Ogilvy).
O sea ni por defecto
ni por exceso. La política; es siempre la política la que define el tono, la
duración, la intensidad de los informativos, y la que decide la dosis de tragedia
que debemos consumir o no.
La conveniencia en
España dice que tragedia hasta en la sopa y en China, pasemos de puntilla ssobre
el suceso. Pero eso sí, siempre conveniente al interés del que manda.
Y, centrándome ahora
en España, sin querer abundar o distraer al personal tratando de insistir en
las indecentes consecuencias políticas, que tanto el partido del gobierno como
el de la oposición ya han empezado a airear obscenamente, quiero exaltar aquí
la buena condición de la naturaleza humana que en los más próximos geográfica o
emocionalmente al suceso se ha manifestado tratando de ayudar de cualquier
forma que han podido.
Desde aquí mi
homenaje personal (grano de arena en el desierto) a los solidarios y el máximo
respeto y cariño hacia el dolor de los familiares de las víctimas porque ellos
tienen que seguir viviendo con sus pérdidas y su dolor.
Pero por favor, que pare
ya el circo mediático. Resulta obsceno.
Más claro, agua, Jesús. Dicen que hubo un tiempo, un tiempo que yo no creo haber vivido, en que los medios eran de comunicación e información. Y así, con esa finalidad, los consumía el lector o, en tiempos de radio, el oyente. Pero los grandes medios actuales -y tú y yo lo sabemos bien- no son medios, sino soportes, meras excusas para colgar con chinchetas los mensajes de un anunciante. Ya no se busca tener lectores interesados en un determinado contenido, sino ojos, miles, millones, que puedan alimentar y engordar una cifra de audiencia. El ser humano, en general, no tiene bien resuelto el tema de la muerte. Sigue parándose frente a ella con asombro, con inquietud, tratando de descubrir en la muerte ajena, su propia finitud. Afortunadamente la muerte nos sigue asombrando, desconcertando, descolocando. Y los grandes medios lo saben. Saben que allí donde haya una gota de sangre, habrá millares de curiosos. Y nos lo dan servido en bandeja, apelando a nuestro instinto más primitivo y animal. ¿Lo hacen para informarnos? ¿Lo hacen para ayudarnos a valorar nuestra vida y aprender a vivirla mejor, más intensamente, más amorosamente? Pues no, lo hacen porque detrás hay unas marcas que lo financian. El día que esas marcas, por principios, por ética, por humanidad o por cualquier otro motivo, decidieran no anunciarse en espacios truculentos, tal vez y sólo tal vez, ese día, un accidente, por muy desgraciado que sea, será sólo eso, y la información de ese hecho, una triste y lamentable noticia. En cuanto al uso político de las tragedias, eso merece un capítulo aparte. O dos.
ResponderEliminarEn una conversación de café, alguien reflexionaba al respecto de que tan lamentable notícia había eclipsado el día antes día del que somos informados tan parcialmente en este país. Uno de los tertulianos de ese café tan hispánico y tradicional de los currantes de este país dijo: "tranquilos, en quince días empieza la Liga..."
ResponderEliminarY será verdad verdadera. Los medios tienen la infinita capacidad de modular nuestro estado de ánimo y percepción dosificando la información que más conviene para que la opinión de las masas se diluya como una gota de agua dulce en el océano salado.
Ciertamente Danny. Es el famoso pan y circo. En cuanto empiece la liga la gente ya no tendremos que pensar en las cosas trascendentes. Otra vez a la cosa de Messi, y Ronaldo. Supongo que en el gobierno estarán muy tristes por la marcha de Mourinho porque les distraía muchísimo al personal
EliminarSobre los comentarios que leo aquí y sobre el propio artículo que los origina y que me parecen brillantes… digo yo….todos nosotros parecemos espabilados, nos damos cuenta del manejo… creo….pero ¿podemos hacer algo por hacer (valga la redundancia) que la gente manipulada deje de serlo? ¿podemos?. Ideas please.
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