"Yo fui un niño que creció sin TV"
Con esta frase
he iniciado muchas de las conferencias que he ido dando por la vida.
En mi niñez, nos reuníamos en torno a la radio a escuchar
cuentos, o novelas, o informativos, debidamente intervenidos por los sirvientes
del generalísimo que nos desgobernó durante cuarenta años. Y concursos en los
que nos emocionaba que el concursante en un alarde de valor y demostración de
sabiduría conseguía ganar cien pesetas. Y también escuchábamos programas que
fueron la simiente de lo que hoy llamamos realities.
Y es cierto que los medios entonces, tanto los impresos como
los audiovisuales no eran meros soportes publicitarios.
La información tenía muchísima importancia, eso sí, insisto,
convenientemente manipulada por todos aquellos que se denominaban "fieles
al régimen" y cuyos herederos se han reunido al calor de un partido que no
les ha hecho ascos, sino más bien al contrario, como sabemos los que tenemos
memoria, y que hoy nos gobiernan desde todas las instituciones públicas.
Pero llegó la democracia y con ella la libertad y la
competencia. Y con todo ello la Publicidad con todo su poder económico. Y
gracias a la Publicidad pudimos tener pluralidad de pensamiento a través de
los Medios de Información. Siempre he dicho que la publicidad hace posible la
democracia, al no hacer que la información dependa del Estado.
Hasta que los grandes poderes fácticos, los de verdad, los representados
por el poder financiero y económico han decidido tomar cartas en el asunto. Y
han decidido volver poco a poco al pensamiento único, con la interesadísima
connivencia de la clase política, integrada por títeres a su servicio, a través
de los cuales, nos han quitado el poco dinero que teníamos, con lo cual nos
están limitando la movilidad, nos están culpabilizando del desastre económico
que ellos mismos han creado para que aceptemos su pillaje de nuestras exiguas
pertenencias, y la retirada de las conquistas sociales que a base de ardua
lucha habíamos conseguido después de 30 años, una generación. Y todo ello haciéndonos creer
que lo hemos merecido por haber dispuesto de nuestros recursos a nuestro libre
albedrío.
Y dentro de muy poco, nos habrán mutilado nuestro
pensamiento, porque el que se desvíe del pensamiento único que tratarán de
imponernos, será estigmatizado.
Y, nos permitirán la farsa de votar a un elenco de títeres
dispuestos por ellos mismos, para que nos hagamos la ilusión de que vivimos en
libertad.
He dicho Libertad? Lástima de hermosa palabra que Francia
nos enseñó a conjugar y estos sinvergüenzas nos quieren hacer olvidar.
Desde el país en que más perseguida está la libertad de
expresión, grito contra esa falsa libertad con la que nos pretenden hacer
comulgar.
¡¡¡¡LIBERTAD,
IGUALDAD, FRATERNIDAD!!!!