Hace unos días Lola y yo nos fuimos al teatro a ver una obra dirigida por
Mario Gas y que desarrolla el magnífico texto escrito por mi admirado Albert
Camus que, aunque data de 1944 sigue siendo de rabiosa actualidad: CALÍGULA
Pero el texto de Camus es un monumento acerca del poder y el abuso que del
mismo hacen quienes lo detentan.
En un momento de la obra se dice:
“El
Gobernante no duda en sacrificar a su pueblo con tal de conseguir imponer su
ideología”
No he podido evitar establecer comparaciones con lo que nos está sucediendo
estos días en Catalunya.
El proceso independentista ha llevado a sus líderes, si es que se les puede
calificar como tales, a mentir, a practicar la demagogia y a tergiversar los
hechos y la historia; y no han dudado en abocar a sus seguidores al desconcierto
y la perplejidad, a frustrar sus ilusiones y expectativas con tal de sacar
adelante una ideología cuya puesta en práctica hoy resulta más que improbable.
Un colectivo que se puede contar como millonario ha puesto esperanzas y anhelos
en estos gobernantes, que les han prometido demagógicamente una Arcadia que
solo ha existido en la imaginación del colectivo, convenientemente estimulado
por dichos representantes a los que habían elegido en mor de sus promesas.
Y a estos sujetos, les llama en palabras puestas por Camus en boca de Casio
Querea, simplemente TIRANOS.
Y, por supuesto, es esta una categoría en la que cabe encuadrar a una serie
mucho más amplia de sujetos, empezando por el presidente del Gobierno español
que ha llevado a cabo una exhibición de su tiranía como hacía mucho tiempo que
no veíamos en España. Su actitud torpe y autoritaria ha colaborado a perpetrar
los desmanes de los que hemos sido testigos tanto en un lado como en el otro
del conflicto.
Y es que nos hemos inventado un vocablo para justificar algo a lo que antes
llamábamos mentiras, y ahora definimos como sucesos no reales emocionales, y
con el que los tiranos de nuestro tiempo desarrollan su gama de atrocidades y
engaños a los pueblos que gobiernan: LA POSTVERDAD.
Y es que la postverdad se ha convertido en un instrumento de una
flexibilidad y una versatilidad, brutal y atroz, para cambiar el normal
equilibrio de los seres humanos que poblamos la Tierra.
Y nos da justificación para la generación de nuevos tiranos de nuestro
tiempo. La gama no tiene fin desde el lejano oriente donde habita ese gran genio
de la propaganda que dirige China, XÎ Jimping, hasta el obcecado mayor mentiroso
de la historia de los Estados Unidos de América, Donald Trump. No voy a
enumerar a todos los que yo incluiría en esta categoría, porque la lista es interminable
como acabo de sugerir.
Imaginaos amigos, si esto sucede en el nivel superior de la pirámide del
poder, ¿qué no va a suceder por el factor emulación en los restantes estadios?
Mi opinión, es que se va a producir un retroceso en la consideración de los
valores que hemos dado en llamar humanos, y vamos a volver a una situación
social en el mundo en la que si ya se dan las enormes diferencias que conocemos,
las brechas se profundizarán aún mucho más, pues la práctica de las distintas
postverdades que cada uno de nosotros esgrimiremos en nuestra relación con los
demás, se generalizará de tal manera que cuando alguien diga una verdad no
sabremos identificarla como tal, y…quizás ni falta que hará.
En algún momento tuve la ilusión de que la tecnología podría contribuir a
dar un salto hacia delante en la evolución humana, y sujetos como Elon Musk,
multimillonario sudafricano dispuesto a poner parte de su riqueza a la
contribución a la evolución de nuestra especie, desde inversiones en el equilibrio
ecológico del planeta, hasta el desarrollo de su proyecto SpaceX, para poner un hombre en
Marte en la próxima década de los 30s y convertir a la Humanidad en una especie
multiplanetaria, me aportaban una esperanza de redención de nuestras torpes
actuaciones.
Por no hablaros de mi pasión por los efectos de la Inteligencia Artificial
en su aplicación al Transhumanismo que, por la inserción de tecnología en los
cuerpos humanos nos permitiría desarrollar nuevas capacidades sensoriales e
intelectuales.
Pero repaso al Camus de 1944 en esta obra magna, leo la prensa sobre lo que
ocurre en nuestro país y en el resto de nuestro mundo, y como dicen en Madrid,
SE ME CAEN LOS PALOS DEL SOMBRAJO.
Como me gustaría encontrar nuevos argumentos para el optimismo.
Bellaterra, 3 de Diciembre de 2017.
Querido amigo, en primer lugar, agradecerte que no hayas abandonado tu sana costumbra de expresar públicamente lo que sientes. En esta vida, todos aprendemos de todos. Y si uno calla, todos perdemos. En segundo lugar, decirte que hubo un tiempo en la historia de la humanidad, en que el hombre buscaba la verdad, incluso como una manera utópica de encontrar alguna razón a la vida. Hoy, a juzgar por la frivolidad que nos rodea, uno podría pensar que el hombre ya no busca la verdad, que no la necesita, es más, que encontrarla le impediría vivir esta aparente felicidad que da la ignorancia. Pero yo quiero creer que no. Que la búsqueda continúa. La diferencia es que ahora , a mi juicio, hay verdaderas fábricas de "verdades", que dificultan la búsqueda de la verdad verdadera. De alguna manera, la humanidad ha avanzado: ahora sabe que la verdad existe, pero la tienen secuestrada. Un abrazo grande, y de verdad!
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