LA VIDA ES UNA PERMANENTE SECUENCIA
DE TOMA DE DECISIONES
No sé quien fue el que lo
dijo, pero es bien cierto. Nos pasamos la vida tomando decisiones; desde que
abrimos los ojos hasta la hora de dormir. Desde que tenemos uso de razón, hasta
el momento de partir.
Desde las cosas más
intrascendentes, tales como desayuno café o té, tostada con mermelada o huevos
con jamón, hasta las que más influyen en nuestras vidas: te quiero amor mío, o,
métase su empleo donde le quepa.
Y es en este territorio en el
de las decisiones trascendentales en el que quiero enfocarme hoy.
Hace unos días hemos asistido
a un debate político en 8TV, moderado por Josep Cuní,
entre el Ministro García Margallo
y el independentista Oriol Junqueras, y hubo un momento álgido desde mi punto
de vista en el que Junqueras decía que una vez que se hiciese la declaración
unilateral de independencia (DUI) por parte del Parlamento catalán, no había
por qué renunciar a la nacionalidad española, pues eso sería la garantía de
poder seguir perteneciendo a Europa, porque según la Constitución española, se
pude seguir siendo español aunque se viva en otro estado como, en este caso,
sería en Catalunya.
A mí me cuesta un poco
entender este razonamiento, porque de qué manera alguien que dice que nunca se
ha sentido español y que quiere estar fuera de España para desarrollar su
identidad catalana y cumplir el sueño de vivir en una Catalunya independiente,
en el momento de encontrarse con las dificultades propias de ser
independientes, como haber puesto en juego, con bastante probabilidad de
perder, la pertenencia a la Unión Europea, no quiere prescindir de ese vínculo y
apela a la vía de la nacionalidad como miembro individual del Estado español.
Y se pusieron varios ejemplos
de secesión que lo han sido a lo largo de la historia del siglo XX.
A mí me resultó,
particularmente interesante el de Argelia, país que ganó su independencia por
la vía de una guerra contra Francia que, a la sazón, era el país que actuaba
como “protector”, o acogedor, y que hacía que ese protectorado tuviese todos
los mismos derechos, que cualquier otra provincia francesa.
Junqueras mencionaba a Albert
Camus como alguien que siendo argelino actuó como cualquier otro ciudadano
francés y quien es considerado uno de los mayores intelectuales franceses del
siglo XX. Ganó un premio Nóbel de Literatura en 1957, poco tiempo después de
que su Argelia natal conquistase la independencia.
Tras un intenso debate sobre
la “argelinidad” (pido disculpas por el barbarismo) de Camus, y su ejemplo como
argelino con pasaporte francés, el magnífico y bien documentado moderador Josep
Cuní, puso el dedo en la llaga diciendo que Camus no fue un argelino francés,
sino que no tuvo más remedio que elegir su nacionalidad y que, aunque su amor
por Argelia era manifiesto, eligió ser Francés.
Y creo, amigos, que esta es
la clave, ELEGIR. Y permitidme que siga con Camus; luego volveré a este tema
que considero un acto de los que he definido como decisión trascendental.
Camus escribió un relato casi
autobiográfico, que ahora por la iniciativa de ese actor, tan cada día más comprometido,
que es Viggo Mortensen, se ha llevado a la pantalla con el título “Loin des hommes”
(Lejos de los hombres).
Es una maravillosa película
de temática fundamentalmente existencialista, en la que se narra un viaje por
el desierto de un hombre blanco argelino, hijo de francés y argelina (como
Camus), acompañando a un árabe hacia una ciudad. No contaré el objetivo del
viaje para no destriparos la película, pero lo que quiero relatar aquí, es que
a lo largo de ese viaje se encuentran en medio de una escaramuza del ejército
rebelde en su lucha contra el colonizador francés. Y uno de los oficiales que
había sido compañero de armas del “argelino pied noir”, se dirige a él con
manifiesto cariño, pero con exigencia y le dice que ante el conflicto no queda
más alternativa que elegir el bando en el que se quiere estar.
Y vuelvo a mi discurso
anterior. Si en algún momento próximo o lejano se produce la declaración
unilateral de independencia por parte del Parlament Catalá, los ciudadanos
catalanes nos veremos abocados a elegir nuestra nacionalidad. Unos elegiremos
ser españoles y otros elegirán ser catalanes, pero esa broma de decir que
elegiremos ser catalanes pero sin perder el pasaporte español para que Europa
no nos segregue a nosotros me parece una broma de principiante político que
suena mal muy mal.
Señores, HAY QUE ELEGIR, con
todas sus consecuencias.
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