SOBRE DISEÑO DE INTERIORISMO EN LOS
HOSPITALES
Hace unos cuantos meses nos visitó un arquitecto
especializado en recintos hospitalarios.
Hay que decir que el sujeto nos enseñó una muestra muy
interesante de su trabajo. Naturalmente, nos enseñó unos hospitales acabados
con un alto nivel de diseño y construcción, de propiedad privada, porque cuando
vas a un hospital público la cosa cambia mucho.
Si tuviese que calificar lo que vi diría que se trataba de
un diseño clásico de alto nivel y que denotaba una construcción “con posibles”
(como se diría en Madrid).
Se dirigió a nosotros porque quería saber si le podíamos
ayudar a “modernizar” un poco sus diseños.
Lola hizo un discurso que ya le llevamos escuchando mucho
tiempo, en el sentido de que un hospital es un lugar al que no se va por
diversión, sino por necesidad física y/o psicológica y que como sucede con el
ambiente que rodea a las personas, lo que denota el entorno influye en sus
emociones y sentimientos.
El hecho de estar ahí tratando de superar una enfermedad u operación
o mejora de un inconveniente físico del cuerpo, sugeriría que las paredes,
mobiliario y objetos decorativos contribuyesen al bienestar de la persona que
habita el lugar de forma transitoria.
Y que por eso hay que trabajar la luz y el color de manera
que lo que pueda transmitir la habitación al paciente sea sobre todo optimismo
y buenas sensaciones y emociones.
Se ve que la cosa no le interesó mucho porque no le hemos
vuelto a ver.
Pero hace unos días me topé con una noticia que me hizo
confirmar que Lola está en lo cierto y que su discurso tiene futuro.
Y se relaciona con la forma en la que el Hospital infantil San
Juan de Dios de Barcelona, ha “decorado” la sala de resonancia magnética. Todo
el que se haya hecho alguna vez este tipo de prueba acordará conmigo que es
bastante desagradable dada la inmovilidad requerida y el ruido que te rodea
propio de la prueba.
Espero que sea el primer paso para ir humanizando un poco más
e ir eliminando la frialdad que caracteriza a las instalaciones hospitalarias.
Ese señor tendría "posibles", pero "mu poquita sensibilidad".
ResponderEliminarEl pediatra de mi niño (ahora 41 tacos), había decorado las cuatro paredes de su consultorio con imágenes a tamaño natural de los personajes del film el "Libro de la selva". Sorprendente en una época en que los consultorios olían a cloroformo y medicina.
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