EL DEBATE SOBRE CENSURA DE CONTENIDOS
EN LA TELEVISIÓN
Hace unos días que vengo
siguiendo lo que está ocurriendo con un programa de Tele 5 de esos que, aunque
la gente los llame basura, no deja de verlos ni un momento.
Me refiero a “Campamento de
verano”. Cuando salió la noticia de que una marca de comida basura -Chunk food
dicen los americanos- (también se le llama así en algunos ambientes) se
marchaba de un programa ídem por estimar que el contenido no era apropiado a su
imagen, me sonreí (hacia adentro, claro), por el oportunismo de la marca en
cuestión. Y por la maravillosa oportunidad que había sabido descubrir para
conseguir eso que antes llamábamos Publicity y que ahora ya no sé como se
quiere llamar, pero que en definitiva es conseguir espacio redaccional gratuito
para tu marca.
Eso sí, con una
grandilocuencia y dignidad propia de una gran marca de transcendencia social, y
tomándonos a todos por gilipollas (perdonad la expresión, pero define bastante
bien lo que quiero decir). Y ¿cómo no?, unos días después su enemigo mortal de
toda la vida al que no consigue ganar en imagen ni con polvorones, anuncia lo
mismo. Pero, ¿a quien quieren engañar esos dos adalides del puritanismo
conservador americano, por no llamarlo de la hipocresía más rancia?
Yo, personalmente, estoy
absolutamente en contra de consumir los contenidos que nuestras excelsas
emisoras televisoras nos largan por la cosa catódica y ahora también en forma
de bits cyberviajeros. Pero esa es mi decisión. Y no voy a ponerme a discutir
ahora si la tele ofrece lo que la gente quiere consumir o la gente consume lo
que la tele quiere ofrecerles. Ese programa no era mejor antes de “humillar” a
una chica que se había prestado a ese juego yo diría que voluntariamente,
porque no he sabido que nadie la forzase a desnudarse a su pesar. Y además
obteniendo su magro rédito en popularidad al estilo de (los 5 minutos de gloria
a los que todo el mundo aspira, que diría Warhol)
Pero lo que me parece más
interesante es el debate que ha puesto sobre la mesa Marcos de Quinto, como
presidente de Coca Cola, al negarse a la presión (chantaje diría yo) de un
grupo de salvadores de la moral pública que están tratando de persuadir a los
anunciantes de que boicoteen ese programa retirándoles el apoyo publicitario.
Y tiene toda la razón Marcos
cuando dice que no va a ceder a intentos de instauración de un formato
subrepticio de censura de contenidos.
Y vaya por delante que a mí,
personalmente la programación de este tipo de contenidos me repugna, pero
quiero decir bien alto que a pesar de la importancia “social” desde el punto de
vista cuantitativo de la audiencia que tienen esos programas, no he visto ni un
solo programa de Gran hermano, ni de la Noria, ni del horror (Sálvame) que
protagoniza un tal Javier nosecuantos al lado de la “princesa del pueblo” (vaya
tragaderas que tiene el pueblo, por cierto). Y es que si no te gusta, no lo
veas. Pero que porque te ofenda te pongas a chantajear a anunciantes, programas
y emisoras, y por tanto a todo el colectivo de profesionales que viven de ello,
no lo comparto. Y en esto es exactamente en lo que estoy de acuerdo con Marcos.
Eso sucedió en Alemania
durante los 30s del siglo pasado, y en Rusia durante demasiado tiempo y en el
país en el que ahora vivo, sucede constantemente. Y es que la delación, la
amenaza y el chantaje al que no piensa como nosotros, es autoritarismo. Y tiene
distintos nombres dependiendo del lado del espectro político en el que se
encuentre, que no voy a repetir aquí por archiconocidos.
Ahí va una anécdota
relacionada con el tema, de hoy mismo. He reclamado a China Mobile por la falta de
velocidad de mi ADSL. Tengo contratadas 20mB (fibra óptica; o sea High Tech), y
solo recibo 2 o 3 en el mejor de los casos.
Ha venido el técnico, ha probado
y me ha dicho que recibía las 20 mB. Pues explíquemelo porque cuando yo hago el
test, a mi no me pasa. Sí verá, es que yo he probado con websites chinos y
funciona perfectamente. Pero si lo que Vd. quiere es conectarse con el
extranjero, los filtros hacen que la velocidad decrezca. Y es que la
información aquí está “filtrada” o sea censurada.
Por eso, cuando Marcos ha
dicho que no cede a ningún modo de intentar establecer la censura de un
contenido, me he puesto totalmente de su lado.
Y permitidme considerar algo
que emerge cada vez con gran intensidad e importancia, y es el poder de las
redes sociales, como expresión del pueblo. Pues veréis, sí. Es verdad, ahí se
percibe poder popular, pero que pena, no? Que pena que en la primavera árabe
haya servido para cambiar un autoritarismo de derechas por un fanatismo
fundamentalista.
Y por aquí, que pena que solo
sirva para favorecer a unos fabricantes de hamburguesas en lugar de servir para
algo verdaderamente útil y trascendente. O es que para eso no sirve?
Para qué están sirviendo
todas las protestas sociales a través de las redes? Para expresarse sí, Y para
que más? El establishment se carcajea.
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