ES MALO PERDER LAS FORMAS
Hace un par de semanas escribí un artículo en mi pizarra
de Facebook, que estaba teñido de indignación. Lo escribí al leer el último
(hasta ese momento) caso de corrupción que afectaba al PP y destilé una rabia,
un dolor y una inquina que no suele ser tan usual en mí.
Utilicé palabras gruesas para calificarlo, de lo cual
solo me arrepiento un poco porque la Real Academia Española de la Lengua acepta
sustantivos y calificativos de alta tensión y en algunos casos de extrema
rudeza. Pero es cierto que cuando utilizas una grosería te haces grosero y eso,
que es a lo que se le puede llamar perder las formas, le resta autoridad moral
a tu aserto.
He dejado pasar unos cuantos días antes de animarme a
escribir este comentario para poder hacerlo templado y sin que el humo ciegue
mis ojos como decía la inmortal canción que han cantado desde Frank Sinatra, los
Platters, hasta…tantísimos otros. Y que, seguramente pocos sabían que sus
autores se llamaban Jerome Kern y Otto Marbach.
Pues bien, además de expresar mi indignación dejé correr
la tinta de la rudeza y critiqué brutalmente cosas que han podido herir y de
hecho las han herido, sensibilidades profundas. Por lo cual pido disculpas a
quien pudiese haber ofendido.
Y sé que herí al menos la sensibilidad de una pareja,
cuya esposa me recriminó mi escrito y me dijo que ya no podía ser más tiempo
amiga mía.
Lo comprendo perfectamente, y lamento haberla herido,
aunque visto dese otro punto de vista, cuando no tienes mucho que compartir con
alguien y son muchas más las cuestiones que te separan que las que te unen, es
mejor no seguir juntos de forma artificial.
Yo tengo un pensamiento de izquierdas, ellos de extrema
derecha; yo soy agnóstico, ellos religiosos devocionales. Yo deploro los
valores que constituyeron el ideario de la dictadura, lo militar, lo religioso
y esos valores de los que parecía que la sociedad española se había liberado, y
que tanto daño hicieron a mi generación y ellos no. Y así.
Siempre he presumido de que el conjunto de mis amistades,
cubría un amplio espectro de pensamientos políticos y religiosos. Y ha sido la
tolerancia la que nos ha permitido que fuese así.
Y siempre he sido muy cuidadoso para que los temas de
hipersensibilidad no fuesen objeto de tensiones en mis relaciones con mis amigos.
Algunos de los que estáis leyendo esto sabéis lo alejados que estamos en
ciertas cosas y como a pesar de todo seguimos teniéndonos afecto, cariño y
respeto a nuestras diferencias.
Y permitidme que hable un poco de la cosa de las
creencias.
Yo fui un católico convencido, hasta el punto de ser
catequista, monaguillo, y ejercer lo que entonces se llamaba “apostolado
seglar”; incluso milité en una asociación mariana, que años después supe que
formaba parte del ideario más conservador y retrógrado de la iglesia católica
irlandesa. También tuve un pie a punto de dar el paso hacia el opus dei.
El gran desencanto que se produce cuando sientes que esa
Iglesia por la que has suspirado te ha engañado, te ha abandonado y te ha
decepcionado profundamente, tratas de buscar en otras creencias en la vida
espiritual; porque a aquellas alturas era difícil vivir sin creer en la vida
mejor en la que los pobres no teníamos más remedio que creer para no salir
urgentemente en pos del suicidio dadas las mínimas esperanzas de acceder a una
vida mejor.
Y así he buceado por otras creencias, occidentales y
orientales, monoteístas, politeístas, panteístas…en fin una buena variedad.
Permitidme que os diga que no soy taoísta, pero me parece que el Tao es un gran
invento, porque promueve que los méritos hechos para conseguir vivir mejor en
otra vida se han de explotar en esta. Lo más inteligente que he visto en mucho
tiempo en materia espiritual.
Ahora milito como agnóstico, y me gusta utilizar una
frase que me dijo una vez un amigo y socio, que define perfectamente esa
condición:
“DIOS
NO EXISTE…Y ÉL LO SABE”
No soy capaz de ser ateo, porque no tengo la certeza de
que no haya dios, aunque como bien se dice, cuanta más ciencia, menos dios. O,
dicho de otro modo, cuanto mejor comprendemos el mundo, menos necesitamos del
acto de fe en lo sobrenatural.
Entendedme amigos, quiero que sepáis que os respeto
profundamente a todos los que seáis creyentes o practicantes de cultos o
liturgias que hayáis escogido por los motivos que sean. Como también a los que
no.
Pero también permitidme que sea extremadamente duro con
la injusticia, con el abuso de poder, con la codicia con la intransigencia, con
la violencia mental o física, y con todas esas actitudes que consistan en
aprovecharse de los más débiles para beneficiarse, para lucrarse y, en general
para explotar injustamente al débil en beneficio propio.
Todos los gobiernos se han entregado a la tentación de
ostentar el poder en su propio beneficio, y no perdono a ninguno de ellos,
aunque en mi caso haya votado a alguno durante muchos años, pero lo que estamos
viviendo en nuestro país ha traspasado todos los límites de la codicia y la
desvergüenza.
Por eso, he perdido los papeles y he podido lastimar la
sensibilidad de más de uno.
Una vez más, disculpad mi intemperancia.
A bordo del AVE, en trece y martes, ni te canses ni te
embarques.
En el sexto mes del año 2017.
墨耶稣。 Mo Ye Sú. Jesús