UN PAÍS (O ES UN MUNDO?) SIN
ESTATURA POLÍTICA
La crisis,
de cuya artificialidad e intencionalidad en su creación no voy a hablar ahora,ha puesto en las mesas camillas de todo el país, entre otras cosas, la evidencia
de la falta de estatura de la clase política que integra nuestro país, sea
formando parte del gobierno, de la oposición o de la marginalidad.
Todos
sabemos que desde que nuestra sociedad, se define como mediática, y exhibe ese
carácter urbi et orbe, la talla de los políticos ha ido disminuyendo de forma
alarmante y sin solución de regeneración. Y no me refiero solamente a nuestro
país, que como generador de políticos mediocres obtendría la más alta
calificación “cum laude”, sino en el mundo en general.
El país
demócrata por antonomasia, los EE.UU, tuvo hace unos años un presidente inútil
cuyo mayor mérito había sido hacer películas de vaqueros. Y ese hecho inició
una nueva era política. Años después eligió a otro cuyo grado de estulticia ha
roto todos los records habidos y por haber.
Y es que
estos sujetos eran perfectas marionetas (ríete de José Luis Moreno) para ir
cumpliendo el guión que los poderes fácticos les escribían para el desarrollo
de su propia estrategia. El mundo del petróleo, de la farmacia y de los
selectivos del Dow Jones han marcado el ritmo y la agenda de la política
norteamericana y casi, casi, de la mundial.
Aquí en
España hemos seguido un guión parecido. Y gobierno tras gobierno, el poder
político ha ido “rindiéndose” a sus mayores. En el caso del estado español, el
Ibex 35 se ha hecho cargo sin demasiada oposición o más bien con la connivencia
de los gobiernos de derechas y el estupor, desconcierto e incapacidad del de
izquierdas que quedó entre medias, por el propio desdoro, desfachatez y errores
de gestión de crisis del que le precedió.
Y a nivel
de esta autonomía (Catalunya) en la que tengo mi domicilio fiscal, (porque
vivir, vivir….) al poder político no le han dolido prendas en entregarse sin
ningún tipo de condiciones al grupo conocido como la oligarquía burguesa
catalana. Esos a los que un querido amigo mío catalán, llama “catalanes de pata
negra”.
Hace un par
de días escuché a un economista la mejor explicación de la causa de la crisis
que he oído hasta ahora.
Él decía
que esa transferencia (o rendición, según se quiera interpretar) de poder, del
mundo político al mundo empresarial y financiero, ha conllevado una
consecuencia de impunidad ante la falta de ética y moral de gran relevancia. Y
es que mientras el poder político está regulado por una serie de leyes de rango
mayor, de forma que su actuación se ve limitada por una legislación que con
mayor o menor acierto, no les permite hacer todo lo que quieren (aunque sean
muchos los desmanes que les permite perpetrar), en el caso del poder
empresarial no existe regulación alguna y se pueden permitir cometer toda
suerte de fechorías. Incluso obligar a los gobiernos a que les paguen sus
errores con los recursos de los que entre todos dotamos al estado para mal
administrarlos en nuestro nombre y para nuestro supuesto bienestar. Y no me refiero
solo a los bancos, también a las empresas de energía, y otros sectores
“estratégicos”.
En
definitiva, dado que el poco poder de que disponen los políticos, no les sirve
ya para gran cosa, y se tienen que limitar a seguir las instrucciones del gran
capital, no les queda otro recurso que matar el tiempo con disputas de patio de
colegiales, que si déjame que hable, que si te sientas en la escalera de
debajo, que si eres un chorizo, y que si tú más.
Que si te
saco a la calle un par de millones de seguidores de ideas más o menos
afortunadas tanto de un lado como de otro.
Pero consecuencias para el bien de "los administrados", ná de ná.
Y nosotros
atónitos ante tanto despropósito nos decimos que en la próxima elección se van
a enterar. Y ahora que lo pienso…y ¿de que nos va a valer volver a votar? Que
penita debemos dar!!! Quieren que nos hagamos la ilusión de que servimos para algo. Como dijo un famoso historiador hace 37 años refiriéndose a otra cosa: "Que error! Que inmenso error!"
Por último
permitidme que os recomiende una película de Costa Gavras, (ese cineasta
comprometido hasta las cachas), que explica la crisis como para escolares de
EGB, Se trata de EL CAPITAL. Y no os perdáis la última secuencia de la peli, que no os explicaré para
no reventárosla, pero sí deciros que es para la antología del cine político.